Construir una mejor ciudad

En febrero celebramos un nuevo aniversario de la fundación de Santiago. Nuestra ciudad cumplió 480 años y es inevitable pensar cómo ha cambiado a través de los años o, mejor dicho, cómo la hemos ido interviniendo, para bien o para mal.  También debemos mirar lo que es imperativo mejorar para tener una mejor ciudad.

 

Desde su nacimiento hasta hoy, la capital ha tenido un sinfín de cambios urbanos, algunos de mayor aporte y más acertados que otros. No cabe duda, de que esta ciudad se ha vuelto más compleja en su planificación, habitabilidad, interacción social y, en general, en las dinámicas marcadas por el ritmo vertiginoso de una urbe globalizada, que muchas veces crece de manera poco armónica.

 

Es innegable que la expansión urbana de Santiago ha traído segregación social, desequilibrios territoriales y afectación medioambiental, entre otros problemas. Pero también hay aspectos positivos que reconocer, porque si bien hoy tenemos una ciudad mucho más congestionada, al mismo tiempo ofrece conectividad y buenos espacios públicos. Tenemos una ciudad más equipada en comercio, servicios, entretención. Pero no es suficiente.

 

Es necesario comprender que el panorama urbano también se ha ido modelando en respuesta a los nuevos estilos de vida de las personas y a la configuración de la familia. Ésta se ha reducido a un promedio de 2,43 hijos. También hay mayor cantidad de inmigrantes (1.492.522, según datos del INE 2019), por lo que las necesidades habitacionales seguirán aumentando. El efecto de la pandemia dejó un déficit habitacional de 600 mil hogares, según estimaciones del Ministerio de Vivienda, realidad que hay que atender con urgencia.

 

En este panorama, cabe preguntarse hacia dónde debieran caminar las políticas públicas en materia de planificación urbana, cómo las inversiones públicas y privadas pueden canalizar las nuevas dinámicas de la ciudad y cuáles debieran ser las prioridades en pos de superar la segregación territorial. Esta época contemporánea nos obliga a aprovechar el espacio urbano lo mejor posible y a tener claro que ya no es una opción crecer en extensión.

 

El desarrollo va creando nuevas urbanizaciones y hoy más que nunca tenemos la responsabilidad de diseñar ciudades más conscientes con las personas y el medio ambiente, donde la gente pueda vivir bien conectada, favoreciendo la preferencia por caminar o usar las redes de transporte. Se trata de mejorar los espacios públicos, áreas verdes, paseos peatonales, ciclovías y disminuir el uso del auto. Esto tiene solo ganancias: mejora la salud, contamina menos y genera menores costos tanto para la persona como para la ciudad en conjunto.

 

Es imperativo que este aspecto sea considerado en las intervenciones e inversiones tanto públicas como privadas. Las autoridades tienen que hacer su aporte y el sector privado también.  Todos estamos de acuerdo en que es urgente que las ciudades se desarrollen con una política sostenible y sustentable en el tiempo, avalada en antecedentes técnicos, sociales, ambientales y culturales, cuyo objetivo principal sea velar por la calidad de vida de sus habitantes.

 

Para que esta tarea se cumpla y todos podamos aprovechar las ventajas que produce el desarrollo, se necesita avanzar con rapidez y mejorar cosas. Por ejemplo, que las políticas públicas sean evaluadas conforme al bien común, y no a intereses particulares, yendo en el mismo sentido que las necesidades de vivienda de las personas; mejorar la coordinación entre diseño y regulación, que exista una autoridad técnica única que garantice la coherencia de los proyectos para ofrecer mejores condiciones habitacionales; que las nuevas normativas evalúen todas los efectos que tendrá su aplicación, aun cuando su objetivo final sea bueno, y, dejar de tenerle miedo a la densificación. Es posible densificar con diversidad, integrando diferentes estratos sociales en la planificación.

 

La deuda es de todos los actores involucrados, públicos y privados. Depende de nosotros cómo queremos seguir diseñando nuestra ciudad.

Los precios de viviendas siguen al alza

Los precios de las viviendas siempre van en aumento, pero desde hace algunos años esa alza comenzó a ser mayor.

Tras el estallido social de 2019 y el comienzo de la pandemia en 2020, la oferta comenzó a disminuir poco a poco, mientras que la demanda se mantuvo estable, por lo que los precios comenzaron a subir en mayor medida. Y con la entrada en vigencia de la ley de ductos y la ley de aporte al espacio público, ese aumento será mayor aún.

Este año, comenzó un plan de la CChC, aprobado por el gobierno, que permite a las obras privadas seguir operando aunque estén en zonas de cuarentena, siguiendo varios protocolos de seguridad. Esto ha permitido que las obras sigan avanzando, aunque sea con mayores costos.

Sin embargo, el rubro ahora se enfrenta a otro problema: la escasez de materiales y el alza de precios de ellos, debido a la poca oferta y alta demanda.

Con todo esto, se prevee una nueva alza de precios de las viviendas. Y no solo en Chile, sino en todo el mundo.

En los países de la OCDE, los precios subieron entre 2019 y 2020 un 5%, la mayor alza en 20 años. Además, las tasas hipotecarias están muy bajas.

Por eso, hoy, en plena pandemia, sigue siendo un buen momento para comprar, ya sea para vivir o para invertir.

Postventa online

Debido a la pandemia, muchos servicios y situaciones que se realizaban de manera presencial, hoy han mutado para poder realizarse a distancia. El servicio de postventa no se queda atrás.

En Norte Verde, nuestras solicitudes de postventa son online desde antes de la pandemia, pero hoy incorporamos, además, visitas telemáticas, en las cuales los propietarios envían imágenes o videos de la situación a resolver y, si quedan dudas, se agenda una videollamada. Esto ya que generalmente la primera visita es para validar el requerimiento y ver pasos a seguir, y esto se puede hacer perfectamente a distancia. En caso de que sea necesario una segunda visita, esta es presencial y se siguen los siguientes pasos para resolver la problemática en terreno.

El servicio de posventa tiene dos grandes aspectos: la de comunicación con los clientes, (recepción de solicitudes, acuerdos, coordinaciones y cierre de las solicitudes) que sin duda alguna deben estar e ir en vías de utilizar la tecnología digital, páginas web, apps y otros; con ello se ganará tiempo, trazabilidad y mejor registro de la información; y la otra es la de las soluciones o reparaciones mismas de las posventas, que obviamente no se pueden digitalizar, pero que, con los protocolos sanitarios que se han incorporado en los últimos meses, creemos que sin duda tendrán un cambio en la forma de realizarse, con protocolos que permanecerán aún cuando no estemos en pandemia.

Canal de denuncias NV
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