Los precios de viviendas siguen al alza

Los precios de las viviendas siempre van en aumento, pero desde hace algunos años esa alza comenzó a ser mayor.

Tras el estallido social de 2019 y el comienzo de la pandemia en 2020, la oferta comenzó a disminuir poco a poco, mientras que la demanda se mantuvo estable, por lo que los precios comenzaron a subir en mayor medida. Y con la entrada en vigencia de la ley de ductos y la ley de aporte al espacio público, ese aumento será mayor aún.

Este año, comenzó un plan de la CChC, aprobado por el gobierno, que permite a las obras privadas seguir operando aunque estén en zonas de cuarentena, siguiendo varios protocolos de seguridad. Esto ha permitido que las obras sigan avanzando, aunque sea con mayores costos.

Sin embargo, el rubro ahora se enfrenta a otro problema: la escasez de materiales y el alza de precios de ellos, debido a la poca oferta y alta demanda.

Con todo esto, se prevee una nueva alza de precios de las viviendas. Y no solo en Chile, sino en todo el mundo.

En los países de la OCDE, los precios subieron entre 2019 y 2020 un 5%, la mayor alza en 20 años. Además, las tasas hipotecarias están muy bajas.

Por eso, hoy, en plena pandemia, sigue siendo un buen momento para comprar, ya sea para vivir o para invertir.

Vivir con plantas

Los beneficios de vivir con plantas son numerosos. Muchas personas las incorporan dentro de sus hogares y les dedican todos los cuidados necesarios para mantener a estos maravillosos seres vivos en óptimas condiciones.

En 2020, debido a la pandemia, comenzó a agarrar más fuerza aún la tendencia de vivir con plantas, ya que muchos se encontraron viviendo las cuarentenas en soledad, y vivir con plantas les daba mayor energía y estabilizaba su estado anímico en esos complejos días.

Existen plantas purificadoras de aire, otras que ayudan a controlar la temperatura y todas siempre alegran solo por su belleza. Está comprobado que estar en contacto con la naturaleza ayuda a bajar los niveles de estrés, mejorando la calidad de vida de las personas.

Es por eso que esta tendencia se mantendrá incluso sin pandemia, y es importante potenciarla para que se haga de forma responsable y cuidadosa.

El mito de la guerra de precios

La pandemia ha golpeado fuerte al sector inmobiliario, tanto por la paralización de las obras como por la postergación de decisión de compra por parte de muchas personas que estaban en búsqueda de una vivienda y han debido concentrarse en otras prioridades. Este contexto desfavorable para la industria se amplía si sumamos la crisis social de octubre, que trajo gran incertidumbre en materia económica y social, dibujando un panorama al parecer propicio, según algunas teorías, para una inevitable baja en los valores de departamentos. Se habla incluso de “guerra de precios”, lo que hay que mirar con mucha cautela para no generar falsas expectativas.

 

Si concentramos el análisis en Santiago Centro, con datos precisos de la prestigiada encuesta GFK, nos encontramos con que en el tercer trimestre de 2019 hubo 1121 unidades vendidas a 71,2 UF/m2, con una oferta de 4931 unidades. En cambio, en el primer trimestre de 2020, encontramos una venta de 409 unidades, una disminución de un 64%; y una oferta de 6549 unidades, lo cual equivale a un aumento del 33%;  y un valor de venta promedio de 73,9 UF/m2, aumento del 3,8%. ¿Cómo puede existir esta incongruencia de tener más stock, menos ventas y que el precio suba?  La respuesta es clara: por mucho que exista un momentáneo sobre stock, en situaciones normales no toma más de 15 meses para agotarlo, por lo cual no han existido grandes descuentos de departamentos en el centro. Realizamos un estudio a los 75 proyectos existentes en esa comuna y en ninguno de ellos encontramos importantes rebajas, solo apoyo para mejorar las condiciones del pie, ayudar en posibles vacancias, seguros de desempleo, etcétera.

 

La ONU asegura que en 30 años tendremos que construir nuevo espacio urbano para alrededor de 2.500 millones de personas en el mundo. Hoy, un 55% de la población mundial vive en ciudades, y para 2050 ese número aumentará a un 68%. Con estas proyecciones, no cabe duda de que la demanda por viviendas seguirá aumentando, lo cual, sumado a las normativas que han elevado el precio del suelo y el precio de la construcción, implica que los precios seguirán subiendo. Solo como ejemplo, el próximo 17 de noviembre entrará en vigencia la Ley de Aporte al Espacio Público, que puede llegar a aumentar hasta en un 44% el valor del suelo, lo que podría subir en más de un 10% los precios actuales. Este efecto es bastante mayor al impacto que tuvo el IVA en su momento.

 

Con todo esto en consideración, creo que es muy importante dejar de dar falsas expectativas con el mito de una guerra de precios. Las proyecciones de demanda futura e interés de muchos inversionistas por comprar departamentos, sumado a las tasas actuales y a las próximas normativas que empiezan a regir este año, han hecho que los precios en Santiago centro suban a pesar de que las ventas hayan bajado.

 

Es por esto que hoy en día, si la situación financiera personal lo permite, la mejor inversión sigue siendo en propiedades, ya que los bienes raíces otorgan plusvalía y rentabilidad segura en el tiempo.

 

Roberto Bascuñán W.

Gerente General Inmobiliaria Norte Verde

La ciudad después de la pandemia

El debate sobre la densificación y cómo se concibe la ciudad sostenible adquiere relevancia a raíz del coronavirus y en estos días ha comenzado a acuñarse el concepto de ciudad saludable o post pandemia.

 

Se piensa, equivocadamente, que alejando a las personas del centro de la ciudad se conseguirá calidad de vida y la emergencia sanitaria ha probado justamente lo contrario. En los sectores más periféricos, la falta de acceso a establecimientos de salud, equipamiento comercial y servicios, ha obligado a las personas a grandes desplazamientos para suplir necesidades básicas, una dependencia del transporte público, lo que se traduce en una peor calidad de vida y en esta emergencia, riesgo para la salud.

 

La inequidad territorial ha existido siempre y es tiempo de abordarla, con una mirada que apunte a acercar los servicios a las personas y conectar las zonas donde hay desigualdad. Adaptar la ciudad significa cambiar el foco y entender que cuando se densifica con equilibrio, se otorga más posibilidad de acceso a lo que las personas necesitan para su diario vivir y que cuando no se densifica, las ciudades se extienden y las autoridades no logran responder de manera oportuna ni eficiente a necesidades de salud, educación, seguridad y transporte en las zonas más alejadas de la urbe.

 

La densificación permite, también, desarrollar ciudades más benévolas con el medio ambiente, barrios caminables, vida al aire libre y aprovechamiento del espacio público en los que se puede favorecer la vinculación con distanciamiento.

 

Vale la pena mirar la experiencia internacional y buscar evidencia de ciudades que han sabido impulsar un crecimiento urbano saludable. En Vancouver y Nueva York, la densificación mejoró la calidad de vida de las personas, quienes dejaron los autos en casa, comenzaron a desplazarse a pie y a ocupar las áreas verdes públicas. Singapur, en tanto, comprendió algo esencial sobre las ventajas de la densidad urbana: que sólo podría mantener los espacios verdes creciendo hacia arriba.

 

Por ello, el desafío de acercar la ciudad a las personas es gigante tanto para las autoridades, responsables de las políticas habitacionales como para los desarrolladores. Hoy más que nunca se hace fundamental no volver a permitir ningún tipo de planificación de un conjunto mono funcional. Debemos empezar a fomentar edificios mixtos: locales comerciales, oficinas y habitacional; y densificar con diversidad, integrando diferentes estratos sociales en todo tipo de planificación, evitando que los trabajos se encuentren lejanos a los puntos de residencia.

 

La densificación es la base, y la diversidad social y de uso son un desde en el camino hacia evitar los grandes trayectos que muchos se ven obligados a realizar diariamente. Necesitamos ciudades más densas, diversas y compactas, no solo por un tema de salud, sino también para mejorar la calidad de vida de todos y disminuir el impacto ecológico de las ciudades sobre el medio ambiente. Creer que oponerse a la densificación es la manera de cuidar a las personas, parece políticamente correcto, pero es una pésima política urbana que trae en la mayoría de los casos peores consecuencias que el mal que pretende evitar. La pandemia se ha encargado de demostrarlo.

 

Roberto Bascuñán, Gerente General Inmobiliaria Norte Verde

Burbujas sociales para enfrentar el Covid-19

La comunidad y el contacto con el otro son fundamentales para el bienestar del ser humano, por lo que aislarse completamente puede ser contraproducente y traer efectos nocivos para su salud, como la depresión y ansiedad que se ha extendido alrededor del planeta con la crisis que ha traído el Covid-19.

Quizás por esta razón, en Nueva Zelanda, un país que ha tenido gran éxito en su manejo de la pandemia, han incorporado las “burbujas sociales”: edificios completos que hacen cuarentena, pero mantienen sus relaciones como comunidad.

¿Por qué pasar la cuarentena en soledad encerrados en sus departamentos? De por sí, con ciudadanos responsables, un edificio puede guardar cuarentena en conjunto sin tener que recluir a sus habitantes en sus departamentos individuales, sino compartiendo de forma segura los espacios comunes.

Resulta interesante, entonces, el hecho de que habitar un barrio vertical puede, a corto plazo, crear estas “burbujas sociales”. De esta manera, se fortalece la comunidad y se mantiene el distanciamiento social entre burbujas.

Con esta idea en mente, creo que para el futuro será más importante que nunca pensar en edificios como barrios verticales: con locales comerciales en las primeras plantas, comunidades pequeñas, áreas verdes y espacios comunes amplios y novedosos. Sin olvidar, además, que construir verticalmente es mucho más ecológico que seguir expandiendo las ciudades horizontalmente, quitándole terreno a la naturaleza.

 

Francisco Bascuñán W.
Arquitecto y Director Ejecutivo Inmobiliaria Norte Verde

Canal de denuncias NV
De acuerdo con lo dispuesto por la Ley N° 20.393 sobre Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas y alineados con nuestro compromiso hacia la transparencia y el bienestar integral de todos nuestros stakeholders, en Norte Verde hemos establecido un canal de comunicación especial, conocido como ''Canal de Denuncias".
Este canal está diseñado para que trabajadores, ejecutivos, directores, asesores, contratistas, subcontratistas, proveedores, clientes y terceros tengan la facultad de reportar y/o consultar sobre situaciones, comportamientos, anomalías o faltas a los valores y principios que rigen nuestro Código de Ética, así como a otras normativas y políticas internas, la Ley RPPJ, o cualquier otra legislación o normativa aplicable en el territorio nacional.
El Canal de Denuncias garantiza la confidencialidad y el anonimato de los denunciantes, en estricta conformidad con las disposiciones legales vigentes.
Ingresa aquí